lunes, 30 de abril de 2018

RADIOFRECUENCIA, la primera elección en tratamientos faciales y corporales


La radiofrecuencia es una radiación electromagnética que se encuentra entre la radiación infrarroja y las ondas largas. Su campo terapéutico se sitúa en la Onda corta (40,68 MHZ) y su mecanismo de acción se basa en la transformación de la energía electromagnética en energía calórica a su paso por los tejidos.

La radiofrecuencia de alta frecuencia concentra su energía en el tejido subcutáneo graso. Esta mayor absorción de energía en el tejido graso se debe a su mayor resistencia al paso de las ondas de alta frecuencia, que es diez veces más resistente que la piel. La concentración de energía es directamente proporcional a la impedancia o resistencia de los tejidos. La radiofrecuencia de baja y media frecuencia concentra su energía a nivel subepidérmico.


Especial Aparatologías. Existen muchas clases de radiofrecuencia, las más habituales son la unipolar, bipolar y tripolar. Sus distintos grados de penetración en la piel las hacen perfectas para distintos tratamientos. Conocer los efectos de cada una nos permitirá elegirlas correctamente y optimizar los resultados.

Recientes investigaciones han conseguido desplazar su uso al campo de la estética, al crear una tecnología capaz de entregar la energía de la radiofrecuencia selectivamente en la dermis profunda y en las capas subdérmicas mientras se protege la epidermis y, así, poder luchar contra la flacidez y la celulitis.

Efectos:
El efecto de la radiofrecuencia se llama diatermia o termoterapia en profundidad y se traduce en los siguientes resultados fisiológicos:
- Estimulación de la circulación sanguínea a nivel cutáneo, que mejora la calidad de la piel (textura de la piel).
- Estimulación del sistema linfático y arteriovenoso en el tejido graso, que disminuye el volumen corporal. Esto se traduce en las zonas de mayor edema, en movilización y drenaje de toxinas y fluidos, dando lugar a una reducción de volumen.
- Estimulación de la colagenogénesis (formación de colágeno) de la dermis, que mejora la piel de naranja, y de los septos fibrosos que se retraen, compactando aún más la piel y mejorando su firmeza.
- Tras la lesión térmica controlada con retracción del tejido hay una respuesta inflamatoria que se ve acompañada de migración de fibroblastos, lo cual refuerza aún más la estructura de colágeno, dando como resultado un rejuvenecimiento de la zona tratada.

Tipos de radiofrecuencia:
La clasificación más habitual de los tipos de radiofrecuencia incluye tres clases: unipolar, bipolar y tripolar. La bipolar actúa más superficialmente y se utiliza, sobre todo, para el tratamiento de la flacidez cutánea facial y corporal; la unipolar actúa a un nivel más profundo, en el tejido adiposo, y está indicada para el tratamiento de la celulitis; y la radiofrecuencia tripolar es la combinación de ambas utilizada para tratar la flacidez cutánea y la celulitis localizada.

Resultados con radiofrecuencia bipolar. La radiofrecuencia bipolar se utiliza más en el área facial, consiguiendo un rejuvenecimiento cutáneo dérmico al mejorar la flacidez cutánea. El efecto inmediato de la aplicación de radiofrecuencia es la retracción del colágeno, con más o menos rapidez según los casos. Sin embargo, lo que se pretende conseguir gradualmente es la reestructuración del colágeno profundo, lo que incluye que se formen fibras nuevas que sustituyan a las envejecidas y hagan los tejidos más elásticos, se favorezca la homeostasis y, en general, se mejore el estado de la piel eliminando de ella las huellas del paso del tiempo. Este proceso es más lento y, según los casos y dependiendo del estado en el que se encuentre el colágeno de la persona, se produce entre los dos y cuatro meses posteriores al tratamiento.

De hecho, se han realizado estudios histológicos que demuestran cambios importantes en la remodelación del colágeno a partir de la sexta semana posterior a la aplicación de la radiofrecuencia.

Resultados con radiofrecuencia unipolar. La radiofrecuencia unipolar se utiliza sobre todo en zonas corporales porque, al actuar más en profundidad, consigue una piel más tersa, con mejoría del aspecto de la piel de naranja y una reducción del volumen de la zona. El procedimiento es sencillo. Previo a la sesión se toman fotos y se marca la zona con un rotulador quirúrgico. Posteriormente se aplica sobre la piel limpia un aceite y se aplica la energía, introduciéndola por medio de un cabezal de tratamiento que se mueve constantemente sobre la piel. La duración del tratamiento es variable dependiendo del área a tratar. Áreas pequeñas como los brazos suelen realizarse en 25 ó 30 minutos, mientras que en áreas más amplias el tratamiento puede prolongarse de 45 a 60 minutos. Una vez terminada la sesión el paciente puede incorporarse a su vida cotidiana inmediatamente, evitando el sol y los UVA las siguientes 48 horas.

Se recomienda beber abundante agua tras la sesión, ya que ayudará al resultado final.
El número de sesiones necesarias es variable y va a depender del estado de cada paciente y el nivel de exigencia del mismo, pero se consideran necesarias entre 4 y 6 en facial, y entre 6 y 8 en tratamientos corporales. El procedimiento es bien tolerado y no precisa de anestesia. Se siente calor y, en personas con celulitis muy dolorosas, se puede sentir un poco de dolor a la fricción del cabezal en ciertas zonas.

Contraindicaciones. A pesar de ser un tratamiento muy seguro, produce algunos efectos secundarios que deben considerarse, como el enrojecimiento y la aparición de edema tras la sesión (son transitorios, pero presentes habitualmente), y alguna pequeña equimosis en zonas de fragilidad capilar (poco frecuente). En cuanto a las contraindicaciones,
destacan:

 Pacientes portadores de prótesis metálicas, marcapasos,
desfibriladores o cardioversores.
 Cardiopatías graves.
 Alteraciones de la coagulación.
 Enfermedades neuromusculares y del tejido.
 Cáncer.
 Pacientes con sobrepeso importante.
 Implantes recientes de colágeno.

En síntesis, consideramos la radiofrecuencia como una alternativa terapéutica eficaz, segura y sencilla con un amplio espectro terapéutico y escasas contraindicaciones. Los resultados son evidentes: consiguen un grado de satisfacción alto por parte de los pacientes. Es un método no ablativo, no invasivo y sin período de recuperación, por lo que se convierte en una técnica de elección en tratamientos faciales y corporales.




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Dr. Carlos Alberto Ramírez Medina
M.N 146.653 M.P 453.839
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Dermatología y Medicina Estética
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