Tarde o temprano, la mayoría de los integrantes del sexo masculino empiezan a notar la caída del cabello. Los problemas de la calvicie en los hombres, se centran especialmente en la parte superior de la cabeza y se manifiesta en la coronilla.
La explicación de esta concentración se debe a la peculiar distribución de los diferentes tipos de folículos pilosos. Los folículos de tipo A son los que pertenecen a los cabellos de larga vida que suelen durar aproximadamente 100 años. Los del tipo B, sin embargo, tienen una existencia más corta y se pierden más rápidamente. La disposición de estos dos tipos de folículos pilosos están marcadamente diferenciados en el hombre. En la parte occipital de la cabeza y en las sienes están localizados los del tipo A, en cambio, los del tipo B se encuentran mayoritariamente en la coronilla, propiciando así su rápida caída.
En la mujer, esta distribución es más equitativa, por lo cual, los efectos de la pérdida capilar se manifiestan de una manera más difusa e imperceptible, porque no afecta totalmente a una zona en concreto.
Las causas de la alopecia son básicamente de tipo hereditario; sin embargo, existen otras razones que colaboran a adelantar el ritmo genético que propicia la calvicie como el consumo excesivo de alcohol o mantener una inadecuada alimentación. El estrés es otro gran enemigo de la salud capilar que acompañado del tabaco y de pocas horas de sueño aceleran esta caída del cabello.
Para detener este proceso se debe extremar los cuidados, usando un champú neutro y evitar el masaje excesivo en el cuero cabelludo.
Con respecto a la alimentación es preciso seguir una dieta equilibrada en minerales y vitaminas especialmente A, C y E porque mejorará la piel y las mucosas. Es imprescindible desterrar las comidas muy grasas, así como el tabaco y el alcohol. Finalmente, dormir las horas adecuadas y realizar ejercicios físicos acabará de completar este buen sistema.
La explicación de esta concentración se debe a la peculiar distribución de los diferentes tipos de folículos pilosos. Los folículos de tipo A son los que pertenecen a los cabellos de larga vida que suelen durar aproximadamente 100 años. Los del tipo B, sin embargo, tienen una existencia más corta y se pierden más rápidamente. La disposición de estos dos tipos de folículos pilosos están marcadamente diferenciados en el hombre. En la parte occipital de la cabeza y en las sienes están localizados los del tipo A, en cambio, los del tipo B se encuentran mayoritariamente en la coronilla, propiciando así su rápida caída.
En la mujer, esta distribución es más equitativa, por lo cual, los efectos de la pérdida capilar se manifiestan de una manera más difusa e imperceptible, porque no afecta totalmente a una zona en concreto.
Las causas de la alopecia son básicamente de tipo hereditario; sin embargo, existen otras razones que colaboran a adelantar el ritmo genético que propicia la calvicie como el consumo excesivo de alcohol o mantener una inadecuada alimentación. El estrés es otro gran enemigo de la salud capilar que acompañado del tabaco y de pocas horas de sueño aceleran esta caída del cabello.
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Con respecto a la alimentación es preciso seguir una dieta equilibrada en minerales y vitaminas especialmente A, C y E porque mejorará la piel y las mucosas. Es imprescindible desterrar las comidas muy grasas, así como el tabaco y el alcohol. Finalmente, dormir las horas adecuadas y realizar ejercicios físicos acabará de completar este buen sistema.
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Medicina Estética y Longevidad
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